La Amistad con Jesús

 Jesús el amigo fiel
Jesús el amigo fiel

Reflexión Pastoral #2

 

La amistad es intelectualmente definida como “Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato.”[1]  Si tratara de definir la amistad de Jesús con nosotros a la luz de esta definición, lo primero sería reconocer que ciertamente Jesús siente algo más que un afecto personal por nosotros, siente amor! Un amor que lleva al Padre celestial a enviar y entregar a la muerte a Su Unigénito Hijo, y un amor que en Jesús le lleva a poner su vida inocente en sustitución de nuestras vidas pecaminosas. Todo para lograr nuestra salvación eterna del pecado. Por tratarse del amor de Dios concluimos definitivamente que tal amor es santo y perfecto, es decir, puro. Ahora bien, ese amor no es desinteresado ya que todo lo que Dios y Su Hijo han hecho es para nuestro bienestar eterno. Hay un fuerte interés en Jesús en cuanto a que cada uno de los que han sido comprados con su sangre puedan llegar con toda seguridad al cielo. Su muerte en la cruz no fue en vano y se propone lograr el objetivo para la cual fue consumada.

 

Pero es tal el interés de Jesús que El mismo pone condición a la amistad con nosotros al decir Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.[2]  Aquí se inicia una gran diferencia con el concepto de amistad que humanamente manejamos. Popularmente es aceptada la opinión de que la amistad también consiste en una aceptación mutua de personalidades. Pero con Dios no hay tal aceptación mutua. El nos hace aceptos, o agraciados,[3] ante El en virtud de los méritos del Amado, Jesucristo.[4]  Y ahora, la gran pregunta es, ¿quién quiere un amigo que como condición nos pone obedecerle?

 

Esto nos permite mirar la gran diferencia de concepto que existe entre Dios y nosotros acerca de la amistad con El. La Biblia dice que Abraham fue llamado amigo de Dios (Santiago 2.23 basado en 2 Crónicas 20.7, Isaías 41.8 y Génesis 15.6), y dice Santiago que la razón fue que Abraham obedeció al Señor alcanzando así ser justificado ante Dios. En otras palabras, ser amigos de Dios significa tratarle a El como Señor o Dueño de nuestras vidas, y donde dicho trato no es definitivamente entre dos iguales. Ser amigo de Dios es una manera de decir que se es un súbdito de Dios. Por tanto, cuidado con la irreverencia humana de este concepto de amistad para describir nuestra relación con El.

 

Finalmente, como un amigo, Jesús comparte muchísimas cosas con nosotros, incluyendo su afecto o amor. Sólo debemos seguir fortaleciendo sobre la base de dicho afecto o amor esta amistad eterna por la cual hemos sido salvados. Alabado sea el Señor!

 

Rev. Oscar Toledo

 

[1] Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española (http://buscon.rae.es/draeI)

[2] Evangelio según San Juan 15.14 (BJ, RVR-1960)

[3] La Biblia Jerusalén traduce ἐχαρίτωσεν como “”agració” en Efesios 1.6

[4] Efesios 1.6 (RVR-1960)

 

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